
Los incentivos laborales marcan la pauta. La motivación constante permite una garantía de éxito empresarial. Un empleado motivado puede lograr los objetivos planteados por la organización. La motivación, es la herramienta primordial a considerar por toda empresa para ser bastión en el logro de metas planteadas. Es por tanto que las promociones y ascensos son vitales para el establecimiento del progreso.
Teniendo muy claros los conceptos, una empleado motivado, si bien conocemos. Es responsabilidad parcial de la empresa, ente que busca y establece los medios para lograr esa motivación. Pero en otro contexto, es el empleado, quien debe estar presto a recibir ese estímulo, de la mejor manera posible. Y así demostrar cuán a gusto o identificado pude, llegar a sentirse con la organización.
En otro contexto, los casos adversos para el empleado que no es reconocido o premiado con incentivos laborales. Esto evidentemente tiende a padecer de angustias, inconformidades y desgano hacia la organización. Aportando sentimientos no cónsonos, con los de las metas organizacionales. Provocando como efecto colateral, una posible renuncia, poniendo en jaque a sus gerentes o jefes, con la pérdida de personal de confianza.
Integrar un grupo de seleccionados para un incentivo. Cambio de cargo a un nivel superior, aumentos de sueldo, mejoras de espacios físicos, entre otros. Esto permite al empleado sentirse valorado y estimado por la organización. Marcando una distinción y excelencia entre el resto de trabajadores.
Implementar métodos
La implementación de métodos, que incentiven la competitividad y el deseo de crecimiento profesional. Lleva a los empleados promover la lucha permanente y constante, por ese ascenso esperado. Claro está, en contraparte al no lograrlo experimentan un sentimiento de pérdida que acaba por convertirse en aversión hacia sus jefes y en rechazo por su labor actual. Y es el solamente quien debe aprender a aceptar la condición negativa. Para después superar o claudicar en sus intenciones organizacionales.
Un empleado que experimenta frustraciones desencadenadas por una situación laboral es tan peligroso como un ex-empleado rabioso. El primer factor que experimenta un descenso significativo es el rendimiento.
La productividad de la empresa por tanto sufre la peor parte y según los expertos. El peligro es aún mayor si no se logra una reconciliación entre el empleado y la empresa: entonces se pierde capital humano de calidad, que se va a otra empresa.
Cómo evitar la fuga de talentos
Tras perder una opción laboral o una mejora laboral, el empleado sufre etapas de decepción laboral. Siendo este un periodo de debilidad y aceptación. Es acá, donde la misma organización puede valerse de alternativas, que prestan beneficios a las mismas. Es decir, un empleado desmotivado es presa fácil para nuevas opciones. Si bien no del mismo nivel pero que pueden llegar a solventar o subsanar en parte, La mala experiencia recién.
La pérdida de una oportunidad o ascenso, representa la pérdida de un recurso humano. Que puede poseer cualidades de identidad solidas con la empresa. Es decir, puedes estar perdiendo a tu empleado más leal.
A su vez, el mantener en cargos de importancia relevante a un empleado insatisfecho, podría llegar a contrarrestar, las funciones de la unidad y quebrantar la solides de la organización por circunstancias obvias.
En otro contexto, un empleado satisfecho después de perder una promoción importante es una medida de protección que la empresa debe extender a su activo más valioso. “El empleado de alto rendimiento”. Que muchas compañías acaban pasando por alto y perdiendo del todo según afirma la experta en gestión, Nancy Rothbard.
La experta aconseja también a los directivos otorgar otros roles a quienes no lograron el ascenso. Transmitiendo con ello que continúan el proceso de crecimiento profesional y de preparación para otro futuro ascenso. Rothbard cita como ejemplo una experiencia propia: un compañero perdió una promoción. Pero obtuvo una función diferente dentro de la empresa. La cual creó para él una posición con título y responsabilidades nuevas. El nuevo cargo contribuyó a la revalorización de la empresa porque supo aprovechar un empleado importante cuya intención era dejarla.
El empleado cerrado: “ascenso, o nada”
Para el empleado es difícil desechar la idea de la única forma de superación es mediante el ascenso. Es real que una situación adversa siempre será considerada, como un fracaso tanto personal como profesional. Por lo tanto, es deber de la organización, crear y mantener políticas internas de estímulos especiales y permanentes para sus empleados. Esto podría garantizar de cierta manera un mejor nivel de tolerancia ante este tipo de situaciones laborales.
También, el valerse de métodos donde la comunicación eficiente. Permita a la empresa a minimizar ese daño. Por ejemplo: «si un recurso humano ocupa un cargo vital e importante. Pero no cuenta con los conocimientos necesarios para ocupar un cargo inmediato superior. La empresa deberá dejar muy en claro cuáles son los pasos o escalafones obligatorios que debe cumplir para llegar a cúspide y que estos sean ben conocidos y digeridos por el empleado postulante”.