
Ser jefe engloba una serie de aspectos personales y profesionales. La cultura actual muestra las prioridades de un jefe más apegadas a un trato conciliador, humano y comprensivo. Es acá, cuando con seguridad ganaras un equipo leal y entregado las metas colectivas. Para el logro efectivo de las metas organizacionales. En caso contrario, un trato despiadado y ególatra, asegura un total y rotundo rechazo y el real Porque falla la empresa y sus directivos.
La mezcla de faltas de identidad organizacional y de correlación con el jefe. Esto promueven un cóctel fatal a la hora de evaluar los éxitos y fracasos de una empresa. El asumir una postura todopoderosa, sin cavidad a la autoevaluación negativa. Da paso a una gerencia autocrática, desprendida de las críticas y la egolatría. Que unido en todo sentido llevan a toda empresa al abismo.
Una actitud dictatorial, está muy alejada de una visión participativa abierta a cualquier visión que puede contener soluciones inmediatas a conflictos cotidianos en la empresa. Es acá donde se ve comprometido el accionar del jefe en turno. Causando un efecto frontal de desencanto y infortunio para los partícipes de un equipo laboral.
Impresionar a tu personal no siempre es lo correcto
Según los expertos, querer impresionar al personal mostrando una personalidad inflexible terminará por perjudicar al líder. Que más pronto que tarde necesitará la ayuda de su equipo, y entonces recogerá lo cosechado.
Ser jefe no puede no debe ser considerado como el rey de la sabiduría. Este conflicto trunca de manera directa las aspiraciones tanto propias como de la organización. El simple hecho de incentivar la participación e interacción grupal en la toma de decisiones, es un método positivo. El jefe impulsor tiene un beneficio doble, contribuye al crecimiento y motivación de su equipo de trabajo como también de la consolidación de su gestión.
Un ambiente hostil, promovido por un jefe autoritario, proporciona un estilo de vida laboral incongruente con los objetivos generales de la empresa. Tener un resultado desfavorable que oprima a las minorías o subordinados, ayudará a un pronto fracaso gerencial y a un colapso a nivel de talento humano.
En muy constante lidiar con empleados que asumen un rol pasivo, que no evalúa el comportamiento del líder o jefe. Aquellos que simplemente cumplen labores específicas y no llevan más allá su compromiso organizacional. Son estos quienes con actitud sumisa mantienen en los equipos a líderes autoritarios y ególatras. Siendo ambos perjudiciales para el colectivo empresarial. Comprometiendo su futuro y el del resto de sus compañeros.
En otro contexto es bien sabido que las personas más inteligentes suelen ser introvertidas por regla general. Partiendo de esta idea, sería positivo centrarse como directivos, y asumir que la función desarrollada no es más que el producto de una formación profesional y unas habilidades para dirigir, pero que eso no lo convierte a uno en el más capaz ni el más versado.
El jefe prepotente
Un jefe arrogante, que lamentablemente es la característica más común que encontramos. Es simplemente la actitud contraria al directivo ideal que va al ritmo de las nuevas tendencias en la dirección de personal.
“En muchos casos estos gerentes, son idiotas auténticos que han logrado manipular el sistema y subir sobre las espaldas de la gente para llegar a la cima. El liderazgo sucio, si se incide en él, no permite de ninguna manera desarrollar un equipo impulsado por la pasión, y su fracaso está asegurado», afirma el experto Dan Bobinski.
Éste tipo de jefes son personas que están tratando de tener éxito, pero nunca han aprendido cualquier otro método de gestión. Actúan bajo su concepción errada y en desuso del jefe con poder e implacable.
Si usted es jefe que humilla:
Está fallando como líder cuando humilla a sus empleados frente a los demás integrantes del equipo. Da lo mismo que lo haga a espaldas del empleado o delante de él, la gente que humilla públicamente nunca se ganará el respeto del resto, sólo el desprecio.
“Cuando un empleado me contó que su jefe le menospreció diciéndole que “no valía para ese trabajo” delante de sus compañeros, dijo que perdió toda motivación para presentarse a trabajar, y un empleado desmotivado es un obstáculo para el éxito«, afirma Bobinski.
Si usted es un jefe que humilla y quiere cambiar esta errónea manera de dirigir, le llevará mucho tiempo recuperar la confianza de su equipo. Pero se puede avanzar mediante su adhesión al principio de elogiar y reprender en privado, y no en público.
Si usted es el jefe que castiga
Está fallando como líder si nunca motiva a su personal y le habla de resistir ante el fracaso, y luego le castiga cuando fallan. Esto sucede cuando no se proporciona instrucción o entrenamiento para un trabajo específico, lo que debería ser su responsabilidad como jefe.
Repartir disciplina cuando los empleados no hace lo que usted espera es de tiranos. El deber de un jefe es aceptar el fracaso de su empleado y enfocarlo en la dirección correcta. Hay que descubrir cuál ha sido el error y trabajar para subsanarlo.
Sea directo con lo que espera y equipare a la gente con los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para llevar a cabo sus expectativas, sin adoptar la actitud del maestro cruel.