
El estímulo más grande para cualquier empleado, está basado en el otorgamiento de incentivos que enaltezcan sus habilidades y destrezas. Los aumentos tanto de sueldo como de estatus empresaria. Propician lo oportunidad de que el empleado mejore aún más su rendimiento y entrega institucional. En caso contrario, la ausencia de esto estímulos, propician el quiebre inmediato del personal. Hasta la posibilidad de considerar, ¡Cómo no conseguí mi ascenso, voy a renunciar!
Para nadie es un secreto que, estar en segundo lugar puede ser un placebo pasajero. También puede causar la pérdida total del estímulo laboral. Están nocivo que puede llegar a desquebrajar la relación empleado – empresa. Evidenciando a su vez, cómo peligran los puestos de confianza al perder a sus mejores profesionales
Formar parte del equipo de candidatos seleccionados para aspirar a un ascenso es sinónimo de distinción y excelencia entre el resto de trabajadores. Pero no siempre los empleados se conforman con saberse entre “los mejores” de la empresa.
La competitividad
El ser competitivo incentiva el deseo de superación personal, es este un rasgo predominante en la gerencia actual. La lucha constante por ser el mejor lleva a la lucha respetuosamente desmedida por ser cada día el mejor. La búsqueda de mejores y más remunerados puestos de trabajo, estimulan a grado tal la competitividad. Que en al no conseguir el puesto anhelado, se experimenta un sentimiento de brutal fracaso. El cual llega al extremo de sentir rechazo hasta de sus mismos superiores o jefe, y porque no rechazo a su labor desempeñada.
Un empleado que experimenta frustraciones desencadenadas por una situación laboral es tan peligroso como un ex-empleado rabioso. El primer factor que experimenta un descenso significativo es el rendimiento.
A su vez, la empresa desafortunadamente lleva la peor parte en este proceso de aceptación. La creación de un ambiente de inconformidad laboral de uno de sus empleados de confianza, puede disminuir significativamente el rendimiento del área de acción. Todo esto por un periodo no determinado, hasta que se restablezca nuevamente el proceso de identidad empleado – organización.
Según los expertos, en el mercado laboral los líderes competitivos de otras compañías sacan partido de estas situaciones. Tras el ascenso asignado por la directiva, la parte contraria abre una negociación con los aspirantes en el proceso por los que sienten interés profesional, engrosando su plantilla con profesionales de primera línea. No siempre les ofrecen un mejor cargo, pero los candidatos aceptan las ofertas sólo por castigar a sus antiguos jefes por no valorarlas.
Evita que te dejen los buenos
El no conseguir lo planeado, causa un efecto adverso hasta en el empleado más leal. La no consecución de una meta desmotiva y desestimula a cualquier ser humano. Es por esto, que la labor de la empresa y los gerentes serán apremiantes, a la hora de mantener satisfecho o a gusto al empleado deprimido. Sin perder el recurso humano, que fue considerado mas no aceptado para una promoción aun grado inmediato superior. Es acá donde generalmente muchas compañías acaban pasando por alto y perdiendo del todo, un empleado de alto rendimiento.
“Es preciso que el empleado tenga también alguna inteligencia emocional para saber reaccionar cuando sea ignorado para un cargo, de manera que sea capaz de percibir que se pueden obtener beneficios posteriores incluso en esos casos”, señala Rothbard.
Un incentivo posterior a un fracaso laboral, es necesario para elevar la motivación del empleado desfavorecido por la decisión. El exaltar la labor del empleado, otorgando nuevas funciones de importancia. Que cautiven la visión del empleado, propiciaran un aire reconfortante para continuar las labores. No con el mismo animo pero si con una expectativa moderada de aceptación.
“o ascenso, o nada”
No todos los seres humanos tenemos la habilidad o fortaleza de aceptar las decisiones como un resultado que no cambiará nuestras vidas de manera radical. El ser tolerante y consiente con alto grado de madurez apoyada en la confianza permitirá, discernir de mejor manera los resultados. Siguiendo adelante sin propiciar ocasiones o situaciones extremas, a nivel tal de abandonar un puesto laboral.
El plantear las escalas previas o necesarias para llegar a un nivel superior a los empleados, permite apreciar una visión más amplia, mesurada y progresiva. Permitiendo a la empresa, mantener el clima organizacional impoluto. Que siempre permitirá el crecimiento y entendimiento interno.
A veces, sin embargo, el gerente encargado de la contratación puede verse ante una situación en que no tenga otra elección que buscar alguien de fuera. Se trata de una cuestión de intereses, la empresa quiere el empleado con más capacidades para su plaza vacante y elegirá el que considere más idóneo para ella y quienes no logren obtener la promoción deberán establecer prioridades para determinar si continuar en la empresa o no. En todo caso, los expertos aconsejan una reunión previa con la directiva para de conformidad con las normas dejar ver su postura ante el nuevo ascenso, tal vez eso aclare muchas dudas.