
Ofrecer una experiencia óptima al cliente es algo ya fundamental para el éxito de las relaciones comerciales. Los softwares de gestión modernos ayudan a potenciar el desempeño y rendimiento de los equipos de trabajo; por eso, hoy te hablaremos sobre los pasos para integrar un CRM a un ERP.
Integrar un CRM a un ERP: 4 pasos para un proyecto de integración exitoso
Tanto los CRM como los ERP tienen una importancia mayor dentro de la transformación digital de las empresas, ya que estos programas están reemplazando a los sistemas tradicionales.
Por una parte, el ERP sirve para gestionar todos los procesos internos de una empresa, como la fabricación, inventario, facturación y contabilidad. Por otro lado, los CRM mejoran los procesos de ventas y fortalecen la relación con los consumidores.
Ambos programas por separado presentan muchas ventajas, pero al utilizarlos como complemento del otro, la gestión comercial se potencia bastante.
Sin embargo, crear un proyecto efectivo para integrar un CRM a un ERP no está libre de desafíos. ¿Cómo integrarlos correctamente?
1. Crear una hoja de ruta del proceso de integración
La mayor parte de la culpa del fracaso en la integración de ambos softwares radica en la falta de planificación.
No se trata de tener dos programas separados y utilizarlos por separado. Más bien, se trata de utilizar la información de ambos para mejorar el sistema empresarial desde dentro hacia afuera.
Por eso hay que saber cuáles son los objetivos y etapas del proceso de integración.
¿Qué datos se pueden complementar? ¿Qué funciones de ambas herramientas se utilizarán más seguido? ¿Cuáles son las metas de cada fase del proyecto?
Todas esas preguntas deben bosquejarse ordenadamente en una hoja de ruta.
2. Determinar las áreas de aplicación
Los CRM por lo general se utilizan en los departamentos de ventas y marketing; mientras que los ERP se utilizan en muchas otras áreas de la empresa, sin embargo, muchas de estas áreas se comunican entre sí constantemente.
Por eso, es importante determinar a qué departamentos de la empresa afectará la integración de los programas.
Esto permitirá saber cómo aprovechar mejor las funciones de cada software para elevar el desempeño.
El CRM y el ERP deben tener los datos unificados para que no se obstaculice la comunicación bidireccional, y no se incurran en fallas de protocolo.
3. Medición de los objetivos
Todas las empresas son diferentes y tienen necesidades diferentes, por lo tanto, no hay una sola forma de crear un plan único de integración.
Es probable que se tenga que modificar ciertas etapas del proyecto sobre la marcha para adecuarla a la realidad de la empresa. Por eso la medición de los resultados del proyecto de integración es sumamente importante.
La evaluación en la puesta en marcha podría ayudarnos a pulir aquellos detalles que merman la efectividad de la integración.
4. Capacitación activa del personal
Si el aprovechamiento de ambas herramientas por separado requiere una buena capacitación, utilizarlo en conjunto aún más.
Por eso se debe preparar al equipo para afrontar la integración a través de la preparación. Es bueno buscar asesoría de expertos que ayuden al equipo a entender cómo utilizar estás herramientas de la mejor manera y a evitar errores comunes.
Al utilizar los programas correctos, planificar la hoja de ruta y preparar al equipo, integrar un CRM a un ERP será mucho más rápido y menos engorroso.